lunes, 11 de junio de 2012

Se coge antes a la Renfe que a un cojo

Cuatro días a la semana, los vigueses tendrán que ir a coger el tren de Barcelona a la estación de Ourense. ©F.J.Gil
Hace unas semanas, a propósito del híbrido chapucero que iba a prestar el servicio diurno entre A Coruña y Vigo con Madrid, ponía de manifiesto el despilfarro que suponía que un tren que antes utilizaba una locomotora en el 80 por ciento de su recorrido ahora tuviese que llevar encasquetadas cuatro: dos para la composición que va A Coruña y otras dos para la que viene a Vigo y Pontevedra. Semejante despropósito, para adelantar unos minutos no iba a resultar gratuito para los usuarios del tren en Galicia. Ahora ya tenemos la certeza. Renfe acaba de anunciar que el servicio diurno con Barcelona dejará de existir de manera diaria para realizarse en días alternos. Alternos que se alternarán Vigo y A Coruña (tres para Vigo y cuatro para A Coruña), como si Renfe quisiera convertir los servicios de viajeros en una especie de derbi para que ambas ciudades atlánticas tuviesen que disputarse el favor de la compañía ferroviaria. Ya os adelanto que en esa pugna, perderá Vigo, por la sencilla razón de que la gerencia de Renfe en Galicia se encuentra en A Coruña. No puede haber otra explicación cuando en esta relación transversal entre Galicia y la Ciudad Condal, mientras Vigo y su área de influencia aportan 4.200 viajeros, A Coruña y la suya, tienen doscientos pasajeros menos, según los datos contabilizados por UGT en el último semestre comprendido entre los meses de noviembre de 2011 y mayo de 2012.
El Alvia diario y diurno entre Vigo y Barcelona llevaba en servicio poco más de tres años y medio a un precio desproporcionado con respecto a las ofertas que podían encontrarse en cualquier página web para el mismo viaje en avión. El tren no puede ser un medio de transporte caro. No tiene otra explicación que una deficiente política comercial y una mala gestión, basada en gastar miles de millones de pesetas en trenes nuevos que luego retiran de la circulación.
El Alvia diario y diurno no solo une las ciudades de Vigo y Barcelona. En su recorrido, permite conexiones intermedias de gran interés: León, Palencia, Burgos, Vitoria, Pamplona, Zaragoza o Lleida. Ahora, cuando desaparezca el servicio directo en días alternos, y por tanto empeore el servicio por la necesaria realización de un transbordo desde un tren regional que lleve hasta Ourense donde habrá que coger el Alvia que sale de A Coruña, ¿se abaratará el precio? Seguramente no. Renfe basa su política comercial de monopolio en  abaratar la calidad, empeorar el servicio, pero nunca reduciendo el precio. No le cuadrarían las cuentas.
Para los viajeros de la provincia de Lugo la noticia es mucho peor. Hasta el momento de realizar esta sustitución, salía de A Coruña un tren rápido que enlazaba con el Alvia en Monforte, previo paso y parada en Betanzos, Curtis, Guitiriz, Lugo y Sarria, que sin duda se quedarán sin ese servicio. Galicia tendrá menos servicio ferroviario. Eso sí. Dispondrá de un híbrido para llegar antes a Madrid. No antes que en avión, ni que en coche, ni más barato. Pero correrá como un demonio, despilfarrará combustible como si fuese un AVE y lo pagarán los viajeros que ya no podrán ir directamente a Barcelona, ni a Palencia, ni a Burgos, ni a Pamplona ni a Zaragoza.
¿Cuál será el siguiente paso? Está cantado: cargarse el tren hotel Vigo-Barcelona. Nos quitaron el Shanghai, que era el único expreso de verdad que todavía quedaba en Galicia, con departamentos sentados, literas y camas a cambio de un tren hotel. La disculpa perfecta para disuadir a los viajeros porque el precio se disparó de manera inconcebible. ¿Cómo se explica que a un viajero que va sentado en una butaca pague 75 euros si va en un tren que invierte 13 horas y media y en cambio tenga que pagar 30 euros más en un tren que tarda casi 15 horas?
Las cuentas de Renfe, como los designios del Señor, son inescrutables. Eso sí. Sea como sea, siempre salen perjudicando al viajero. A los mentirosos y a la Renfe se les coge antes que a un cojo.

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